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Opinión

El aparato Milei

 

Carlos Bayala debuta en Iceberg escribiendo sobre periodistas mercantes, tutorialistas de Minecraft y Fantinos. Y esperanza

 |  Carlos Bayala  |  Análisis

Al hablar de aparatos comunicacionales en política se nos aparece la rutina de hurgar en mini burocracias, equipos gestando narraciones, oscuros guionistas de la persuasión, estrategas, bots, programadores y periodismo mercante.

Milei desafió esa idea anteponiendo un aparato no tradicional a aquel otro: él mismo.

Su propio protagonismo y cualidad de aparato.

Si bien toda esta cohorte mediática convencional existe alrededor de Milei, y probablemente más que nunca en las esferas de influencia en plataformas sociales, a lo que me refiero es a Milei persona/machina y lo expresado por él en forma individuada, como un aparato.

El término aparato existió por décadas en esferas escolares como metáfora técnológico-destructiva de ámbitos adecuados al maltrato psicológico, como el patio de colegios o la fila para comprar panchos, donde el descrédito abreviado opera eficientementede para definir a aquel absorbido en una adolescencia disociada, consagrada a ideas asfixiantes e imposibles de compartir, pensamientos prioritarios, premuras que alejan al aparato-persona de todo lo demás y todos los demás.

Así se presenta Milei ante los argentinos. Como alguien administrando en soledad una tormenta primero propia, pensamientos que sólo encuentran evacuación social posible a través de A) el insulto que surge del área reptiliana del cerebro primario, a aquel que interrumpe cuestionando, B) el benigno y paternalista reconocimiento a quien tiene a bien sólo joderlo para elogiar su meticulosa concepción de la realidad que él intimamente comprende o C) la interacción con animales, especialmente perros, y una característica canina esencial que es la de no interpelar al amo salvo a cambio de una caricia.

Milei, el aparato, resultó y resulta más sorprendente que el aparato generado a su alrededor. El Gordo Dan probablemente estaría hoy ofreciendo tutoriales de Minecraft sino fuera porque otro aparato más eficaz lo elevó a un significado que ni él mismo hubiera sospechado cuatro semestres atrás. Sus asesores mas senior no tendrían la menor oportunidad de lucir como estrategas si su maquinal lider no les hubiera mostrado el camino, salvajemente, con la anárquica disciplina de avanzar hiperbólicamente, sin escatimar paralelos en césares, napoleones o supermanes nitzcheanos. Recordemos que fue el maquinismo el operativo artístico italiano que el fascismo encontró digno de sus urgencias y velocidades sobrehumanas. Un aparato creó al otro, le da de comer y beber, le da tinta para escribir y gente para leer.

Los Fantinos no son parte de ese aparato. Son especies diferentes, son exégetas del aparato, son adaptadores, y son -en parte y sin timidez- auténticos fans y devotos promotores. Fantino expresa la emoción y canaliza lo que muchas almas que han penado covids enloquecedores experimentan en la adrenalina del viaje supersónico del aparato. Con cierto coraje testimonial, el de aceptar esas locuras sin vergüenza y con entusiasmo y likes. Con justicia, Fantino y Jony Viale pueden adjudicarse el rol de amplificación del aparato Milei desde aquel aparato de televisión.

Milei es televisivo y aún hoy adapta la narrativa, luego, a las plataformas subsiguientes. Pasa de la tele de las tardes a Facebook, instagram, tik tok, YouTube streams (primordialmente hoy) y twitter. cuyo flamante brazo derecho de tenista, musculoso en comparación con el izquierdo se llama X y repite todo lo que hay que repetir que implique brutalidad y similaridad de conceptos simples.

La sociedad argentina se divide entonces entre la interacción con aparatos -que se ha normalizado en todos nosotros y que nos anestesia del sentir orgánico- y la continuidad de una tendencia explicable en foros sintéticos pero inexplicable desde la realidad del hambre, la convivencia callejera que es hoy aún más hostil, la imposibilidad de hablar de política en encuentros familiares y la opción exclusiva de eyacular ideas políticas de la manera más desaforada y virtual posible.

En una era de aparatos que vencen a humanos en ajedrez y go, el desafío es comprender si habrá un humano capaz de derrotar al aparato en política, inspirar unidad, registrar al otro que nos desafía con ideas antagónicas.

Personalmente lo creo posible sólo porque, a diferencia del aparato, la esperanza es una cualidad ingenua que el humano posee para respirar, comer, dormir y soñar con un mínimo de pax-humana.

 

*Carlos Bayala es argentino. Si les interesa, es muy fácil saber qué hizo buscando en internet. Palabras clave: Mother, Nasa, Porongo, proceso de paz en Colombia, publicidad, New Creative Sciences.