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Informe

Apuestas virtuales: una adicción que crece y no encuentra límites entre los jóvenes

Las leyes vigentes no alcanzan. El 70 por ciento de los alumnos de una universidad privada admiten haber apostado alguna vez. Salir de la situación requiere apoyo familiar y profesional

 |  Iceberg  |  A fondo

Pese a la sanción de leyes provinciales en 2023 y 2024 que prohíben expresamente la participación de menores y exigen mecanismos de verificación de edad en las plataformas autorizadas, el bloqueo de sitios ilegales y campañas de concientización, la realidad evidencia que cada vez más jóvenes acceden a juegos de azar virtuales. Y muchas veces lo hacen a través de sitios ilegales o por medio de la suplantación de identidades. Según el informe Apostar no es un juego, de septiembre de 2024, a nivel nacional, 4 de cada 10 adolescentes reconocieron que apostaron de forma online, y en Rosario, un 20% manifestó que apostó en juegos virtuales. A su vez, el informe del Centro de Estudios DEMOS indica que el 30,1% de los menores de 18 años en la ciudad de Santa Fe ha realizado apuestas en línea. Otro estudio de Opina Argentina sobre la ludopatía expone que el 16% de los jóvenes encuestados en 2024 reconoció realizar apuestas en línea regularmente. Por último, un relevamiento elaborado para este informe entre alumnos de la Universidad Católica Argentina Sede Rosario mostró que el 70 por ciento admitió haber apostado en sitios virtuales por lo menos una vez. Estos indicadores reflejan la normalización de esta práctica entre los jóvenes, impulsada por la publicidad y la falta de regulación efectiva.

En 2023 se sancionó la ley 14.235, cuyo propósito fundamental fue regular la actividad de juegos de azar y apuestas deportivas online en la provincia de Santa Fe. Aunque impuso restricciones claras, como la prohibición de menores en plataformas legales, el uso de geolocalización e IP para seguimiento y verificación de identidad, los indicadores no paran de aumentar. El acceso a sitios ilegales sigue siendo fácil y masivo a pesar de las restricciones. Cuando los controles de registro se limitan a un simple ingreso de DNI, sin métodos más rigurosos como el reconocimiento facial, se vuelve sencillo de vulnerar. Muchos menores eluden los sistemas de verificación de edad utilizando datos de adultos —padres, hermanos u otros— para registrarse. A esto se suma la falta de fiscalización efectiva: si el Estado no ejerce un control real ni aplica sanciones concretas a quienes incumplen, las disposiciones (leyes y normativas) quedan reducidas a una mera formalidad. Por otro lado, la ausencia de campañas educativas sostenidas y impide la detección temprana y la prevención de casos de ludopatía en menores.

Las redes sociales se convirtieron en una fuente de captación para los operadores clandestinos, donde abundan promesas de dinero rápido y bonos de bienvenida. El senador provincial por el departamento Rosario, Ciro Seisas (Unidos), uno de los impulsores de la ley 14.293 creada en 2024, detalló que estos sitios usan perfiles de Instagram con videos virales o memes, y al interactuar, ofrecen respuestas automáticas como “te regalamos 12 mil pesos” o “15 mil pesos” que llevan directamente a casinos online.

Mano sosteniendo un celular en la mano

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

En este sentido, la ley 14.293 fue presentada como un avance sustancial en la regulación del juego online, con énfasis en la protección de menores. Establece mecanismos tecnológicos de verificación de edad, campañas de prevención dirigidas a grupos vulnerables como niños y adolescentes, capacitación a docentes en la detección de comportamientos problemáticos relacionados con el juego y un destino específico de los fondos recaudados hacia la salud y la educación. Sin embargo, las cifras siguen en aumento, lo que demuestra que su implementación es deficitaria.

Seisas señaló que la idea de una ley de prevención ya existía desde hacía varios años y una "preocupación general conjunta" fue lo que facilitó su rápido tratamiento. Por otro lado, el senador departamental comentó que la problemática fue vista como "la droga de mañana" por su naturaleza "súper adictiva", por lo que el abordaje del problema es desde el ángulo de la salud mental y no solo desde la regulación del juego.

Claudia Balagué, diputada provincial de Santa Fe (Frente Amplio por la Soberanía) y exministra de Salud provincial, reconoció que la ley necesita profundizar el control sobre las plataformas y la prohibición de acceso a menores, ya que actualmente “le encuentran muchísimas vueltas de acceso”. Asimismo, destacó la importancia de reforzar las campañas educativas en escuelas y la intervención del Ministerio de Salud en el abordaje de esta problemática digital ligada a las adolescencias. A nivel nacional no existe ninguna normativa que regule específicamente el juego online o presencial entre menores. Todo recae sobre las leyes provinciales, que carecen de un control efectivo. Seisas mencionó que el Programa Educativo para la Prevención de la Ludopatía se encuentra “en construcción”.

Una de las acciones que se llevaron a cabo contra el juego ilegal fue el bloqueo de acceso a sitios de apuestas en dependencias públicas. El senador provincial afirmó que, en poco menos de un año, se habían bloqueado más de 230 o 240 sitios. En el 2024 la Justicia ordenó efectivamente el bloqueo de 385 sitios de apuestas ilegales online, mediante medidas concretas a través del BCRA y Enacom. No obstante, el bloqueo de sitios es solo una herramienta disuasoria “Así como se cierra uno, se abren 100 en un solo día y son ilegales. Pero por más que tengamos información de los bloqueos, creemos que la prevención y el trabajo de prevención en escuelas, con los padres, en los centros de salud, es la política que en largo plazo nos va a ir dando los mejores resultados”, aseguró Seisas.

Imagen generada con IA

"Ya no puedo ver un partido si no apuesto": 7 de cada 10 alumnos de la UCA Rosario admiten haber apostado online.

Un relevamiento entre más de 400 estudiantes de la UCA reveló que el 70% alguna vez apostó por internet. Muchos lo hacen de manera habitual, otros de forma esporádica, pero el fenómeno atraviesa todas las carreras y niveles. La hipótesis en la cual se basó este estudio fue “En el contexto de los estudiantes jóvenes de la Universidad Católica de Rosario, las apuestas deportivas están transformando la manera en que interactúan con el entretenimiento deportivo, pasando de ser una actividad recreativa a una búsqueda constante de beneficios económicos y validación social. La creciente presencia de las casas de apuestas en las ligas deportivas, clubes y medios de comunicación, a través de publicidades y patrocinios, normaliza y promueve la relación entre el deporte y las apuestas. Este fenómeno podría estar modificando las percepciones de los estudiantes sobre el deporte y sus valores, influenciando sus decisiones y comportamientos en el ámbito social y académico".

Las apuestas deportivas en el mundo virtual, alimentadas por el marketing de clubes, ligas y medios de comunicación, ya no se perciben sólo como un juego de azar, sino como una actividad legítima de validación personal y búsqueda económica, especialmente entre jóvenes universitarios. Esta normalización puede distorsionar el vínculo con el deporte, afectar los estudios y fomentar una relación compulsiva con el dinero y la suerte.

El relevamiento se hizo a través de un formulario online que respondieron 483 estudiantes de todas las facultades: Ciencias Económicas, Ingeniería y Química, Medicina, Derecho y Ciencias Sociales. Para lograr este nivel de respuesta entre los alumnos de la UCA Rosario (más de un 10 por ciento del total de aproximadamente 4 mil estudiantes) el formulario se distribuyó en afiches por el campus, se pasó por los salones durante las clases para solicitar colaboración y se difundió por distintos grupos de whatsapp.

Los datos más relevantes se distribuyen de la siguiente manera:

Gráfico de las respuestas de Formularios. Título de la pregunta: ¿Alguna vez apostaste/jugaste?. Número de respuestas: 483 respuestas.
Gráfico de las respuestas de Formularios. Título de la pregunta: En caso de que apuestes/juegues o lo hayas hecho, ¿con que frecuencia lo hacías?. Número de respuestas: 365 respuestas.
Gráfico de las respuestas de Formularios. Título de la pregunta: ¿Consideras que el juego/las apuestas pueden ser una adicción?. Número de respuestas: 483 respuestas.

Por último, se identificó que el juego online se presenta en múltiples formatos: apuestas deportivas, casino, ruletas en vivo, entre otros. La mayoría de los estudiantes juegan desde el celular, muchas veces durante el horario de clases.

Planilla con los resultados de la encuesta

Imagen generada con IA

Testimonios en primera persona

Un estudiante de la Tecnicatura en Martillero Público, de 24 años, comenzó a apostar a los 17. "Empecé por diversión, para demostrar que sabía de fútbol. Apostar se volvió parte de ver los partidos. Hoy lo hago una o dos veces por semana. He llegado a apostar más de 300 dólares en una jugada". Reconoce que ha apostado en clase y que le cuesta ver un partido sin tener dinero en juego. “Me aburro si no hay adrenalina. Ya no puedo ver un partido si no apuesto, no tiene sentido para mí”, afirma. Aunque no se reconoce un adicto, admite que no podría dejarlo por completo.

Otro alumno de la Licenciatura en Administración de Empresas, de 25 años, tuvo una experiencia más compleja: "Empecé en la pandemia. Estaba encerrado, sin estímulos. Apostar se volvió una rutina diaria. Llegué a jugar 5.000 dólares en casinos online. No puedo dejarlo. Es una adicción. Mi familia lo sabe, pero no pueden ayudarme. La universidad nunca trató este tema. Nunca lo hablé con un profesor."

Para ambos, apostar forma parte del día a día entre compañeros. “Nos pasamos combinadas, datos de partidos, predicciones. Es parte de la dinámica del grupo”, explicó uno de ellos. Pero lo cierto es que lo que sucede en la UCA Rosario es sólo un ejemplo más de lo que sucede en el resto del país. Estudios nacionales citados por Rosario3 y UNICEF señalan que casi la mitad de los jóvenes en Argentina han usado plataformas de apuestas online. En Rosario, La Capital reportó que el 28% de los adolescentes pasan más de 4 horas diarias en casas de apuestas virtuales. En Santa Fe, existen plataformas legales, pero la regulación y el control sobre menores es escaso.

Las casas de apuestas han copado el universo deportivo: patrocinios en camisetas, estadios, transmisiones y redes sociales. En Argentina, muchos jóvenes vinculan saber de fútbol con ganar dinero apostando, lo que refuerza una relación distorsionada con el juego. El prestigio social se mide, muchas veces, por las combinadas ganadas o las predicciones acertadas. Arístides Álvarez, presidente de la Asociación Civil “Si nos Reímos, Nos Reímos Todxs”, denuncia que el bombardeo publicitario genera “una especie de anestesia moral”: ya no se percibe el riesgo, sino la oportunidad. "Desde las escuelas y organizaciones civiles venimos advirtiendo sobre esta escalada", señaló a Canal 3.

En relación con el relato de los estudiantes, el secretario académico de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UCA Rosario, Rodrigo Lopez Molina, comentó que la universidad no está exenta de los problemas que atraviesan a los jóvenes en la sociedad. “La facultad no es una isla. Está atravesada por la propia realidad histórica. Lo que afecta a los jóvenes fuera de la facultad, obviamente tiene un correlato hacia adentro.”

Desde su perspectiva, como unidad académica con una formación “integral, humanista y cristiana”, la UCA debe asumir este tipo de desafíos, no ignorarlos. Y en ese sentido, la ludopatía ha dejado de ser un tema silenciado para volverse un problema social en discusión. López Molina advirtió que la expansión de plataformas digitales ha facilitado el acceso al juego, y que esto ha hecho que instituciones de todos los niveles –desde escuelas hasta gobiernos– comiencen a actuar. “Todas las instituciones, públicas y privadas, están tomando nota. A nivel municipal, provincial, nacional, universitario, en escuelas secundarias. Todo el mundo está tratando de pensar herramientas novedosas para contenerlo, para que no se transforme en un problema mayor.” También resaltó el valor de que existan espacios de contención en la universidad: “Tal vez el problema de este tiempo sea la tendencia al individualismo. Encontrar en la facultad espacios donde uno se sienta respetado en su individualidad, pero viva en comunidad, y esa comunidad lo acompañe, también es una manera de ayudar.” Además, subrayó el aporte concreto que puede hacer la propia institución: desde campañas de prevención hasta investigaciones impulsadas por cátedras y estudiantes. “Este trabajo es una muestra de que desde una cátedra de periodismo de investigación, hay alumnos que están poniendo este tema como objetivo. Y la facultad lo promueve, lo acompaña”, reflexionó. Finalmente, concluyó que el rol universitario no debe limitarse al tratamiento de los síntomas, sino que debe ir más allá: “Son espacios donde uno trata de trabajar sobre las causas muchas veces, y no solamente sobre una determinada enfermedad.”

La apuesta más importante: padres que deciden acompañar

“Notaba que algo andaba mal” dice Laura, con voz baja, al recordar. “Se quedaba encerrado en su cuarto con el celular hasta la madrugada. Ya no se reía como antes. Lo invité a tomar un café, a ver si charlábamos, pero no me dijo nada. Una semana después me enteré de todo”. Lo que descubrió fue que su hijo de 16 había empezado a apostar online. Primero con juegos gratuitos, después con plataformas ilegales que permiten cargar dinero y jugar en ruletas, tragamonedas virtuales o partidos en vivo con tan solo un clic. El celular se había convertido en su casino personal y ella, como madre, en una testigo silenciosa de un proceso del que apenas comprendía el alcance.

En Rosario, el aumento de adolescentes con comportamientos adictivos vinculados al juego online es cada día más creciente y alarma a profesionales de la salud y educadores. Pero más allá de las estadísticas y los diagnósticos, hay un fenómeno nuevo que empieza a emerger y no se pone tanto en foco: el rol activo de las familias en la recuperación. Lejos de quedar paralizados por culpa o desconocimiento, cada vez más padres se involucran, acompañan y participan del proceso terapéutico de sus hijos.

“Llega un momento en que el juego deja de ser un pasatiempo y se vuelve una necesidad. Ahí es cuando hablamos de ludopatía”, explica la psicoanalista Juliana Bottaini, parte de la Red de Ludopatías de Rosario. Lo que preocupa, dice, es la velocidad con la que se pasa de una instancia a otra. “En algunos casos, en dos o tres meses, el chico ya está endeudado, miente para conseguir plata, no duerme bien, baja el rendimiento escolar y se aísla del grupo”. La tecnología, que permite acceder a plataformas de apuestas con facilidad y sin supervisión, es parte del problema. Pero Bottaini insiste en que no es el único factor. “El juego aparece como respuesta a un malestar más profundo. Ansiedad, baja autoestima, problemas vinculares, duelos no procesados. No se trata solo de apagar la pantalla, sino de ver qué la estaba encendiendo”.

La psicóloga Sol Ricasoli coincide. En su consulta recibe familias enteras que llegan con más preguntas que respuestas. “La primera reacción es la culpa. Se preguntan en qué fallaron, cómo no se dieron cuenta antes. Pero lo importante es lo que hacen después: empiezan a preguntar, a escuchar, a correrse del lugar del juez para ocupar el del acompañante”.

La tendencia, además, no es exclusiva de Rosario ni de Argentina. En países como Reino Unido y España, donde el acceso a plataformas de apuestas también está desregulado, los gobiernos ya implementan programas educativos en las escuelas para prevenir la adicción al juego entre adolescentes. En Australia, un informe del Victorian Responsible Gambling Foundation alertó que uno de cada cinco jóvenes entre 15 y 17 años había apostado online al menos una vez. En todos los casos, se identificó el mismo patrón: la participación activa de las familias en el tratamiento mejora significativamente la posibilidad de recuperación.

En los abordajes actuales, el enfoque sistémico es clave. Ya no se trata solo de trabajar con el adolescente que juega, sino también con su entorno. “No es viable pensar una recuperación sin la familia. Necesitamos que estén presentes, que vengan a terapia, que se informen, que participen del proceso”, afirma Bottaini. Ese cambio de paradigma se nota incluso en los consultorios. Padres que antes delegaban completamente en el terapeuta ahora preguntan, se quedan a las sesiones, leen material sobre adicciones. Madres que antes solo veían rebeldía, ahora reconocen signos de sufrimiento. Y algo se modifica. El vínculo se convierte en parte de la cura.

No es un camino fácil. Supone romper prejuicios, desarmar mandatos, tolerar la frustración. “No alcanza con sacar el celular o cambiar la clave del home banking. Se trata de crear nuevos espacios de diálogo, de fortalecer la autoestima, de ofrecer alternativas al encierro”, apunta Ricasoli. Y agrega: “Los chicos necesitan saber que pueden hablar sin ser castigados. Que el error no los deja solos”.

Sobre por qué esta problemática se manifiesta con mayor frecuencia en varones, Ricasoli explica: “Desde pequeños, los niños varones reciben más estímulos vinculados con la competencia, el riesgo y la búsqueda de poder. La cultura del rendimiento atraviesa más fuertemente al género masculino. Además, se espera de ellos un menor nivel de expresión emocional, lo que muchas veces los lleva a canalizar el malestar en conductas compulsivas, y no en palabras”.

En el aula, las señales también empiezan a ser más visibles. Valeria Castillo, profesora de una escuela secundaria del Superior de Comercio de Rosario, observa con preocupación cómo algunos estudiantes se vuelven apáticos, distraídos, con ciclos de hiperconcentración y agotamiento que no se explican solo por lo académico. “Hay chicos que directamente no rinden. Y cuando hablás con ellos o con las familias, te cuentan que se quedan toda la noche jugando. No a la play: apostando. En partidos que ni siquiera entienden. A veces en ligas que ni saben de qué país son”. Castillo resalta que en algunos casos hay un trabajo articulado con preceptores, gabinetes psicopedagógicos y los propios padres. “Cuando la familia se involucra, todo cambia. No siempre es fácil, pero se nota. Aparecen nuevos límites, nuevas preguntas, otras formas de estar.”

Laura, la madre que brinda su testimonio, recuerda que el clic no lo hizo el hijo, sino ella. “No quería espiarlo. Pero tampoco quería mirar para otro lado. Sentía que si no hacía algo, él se iba a hundir. No me importaba que se enojara. Me importaba estar”. Con el tiempo, su hijo empezó terapia. Al principio iba solo, después ella y su pareja también participaron. Hoy no todo está resuelto, pero el clima familiar es otro. “Pudimos hablar. No solo del juego. De cosas que veníamos callando desde hace años. Creo que eso hizo la diferencia.”

La ludopatía adolescente es, sin dudas, uno de los desafíos más complejos de esta era digital. No solo por su rapidez y su acceso irrestricto, sino porque muchas veces crece en silencio, disfrazada de entretenimiento. Pero en Rosario, algo está cambiando. No desde las grandes campañas impulsadas por el gobierno o grandes marcas, sino desde los gestos cotidianos: un padre que pregunta, una madre que escucha sin juzgar, una familia que se anima a estar. Aunque no resolvió todo, abrió el camino. Primero conteniendo. Después, ayudándolo a aceptar que necesitaba ayuda. “Para mí es una enfermedad. No física, pero sí mental. Y es muy difícil salir si no tenés contención familiar y de los amigos. Por eso también hablé con ellos, con los más cercanos. Lo acompañamos entre todos”. En ese proceso —que aún continúa— lo que emergió, sobre todo, fue otra forma de estar presentes: más activa, más atenta, más amorosa. “Él se estaba apartando del mundo. Pero poco a poco, con paciencia y con compañía, fue encontrando razones para volver”.

*Por Josefina Devigili, Martina Ferreyra, Felipe Ferroni, Candela Fogolin, Julia Galante, Martina Quadrelli, Felipe Cuffia , Lucas Erlij, Tiago Forti, Bautista Ocariz, Guido Piazza, Lucas Trovatto, Emiliano La Venia, Ona Durán Genti, Julia Pasquali, Lara Pidal y Lucio Salazar.
Realizado como trabajo final de la cátedra de Práctica Profesional, a cargo de German de los Santos y Andrés Conti, del cuarto año de la licenciatura en Periodismo y Comunicación-UCA Rosario.

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